Lao Tse

Fue un pensador chino que nació en el siglo VI antes de Cristo y quien fue el creador del taoísmo. Conocido como una leyenda, hay quienes discuten acerca de la época en que vivió e incluso de si su existencia fue real, esto en parte debido a que su nombre es desconocido, ya que Lao Tse es sólo un título que significa «viejo maestro». Algunos eruditos modernos argumentan que este personaje vivió durante los períodos Chinos de las Cien escuelas del pensamiento y de los Reinos Combatientes. En todo caso, su importancia radica en haber redactado el libro titulado «Sobre el camino y su poder», del que parte la filosofía taoísta. 

Sobre su obra principal que propició el surgimiento de la filosofía del Tao, tenemos que a través de este breve tratado propuso una moral individual basada en seguir el camino de la naturaleza; y en consecuencia, recomendó virtudes como la sencillez y la naturalidad, censuró la ambición de poder y de riqueza y proscribió el ejercicio de la violencia. Por otra parte, aconsejó a las sociedades adoptar una línea política liberal y pacifista, recomendando a las autoridades intervenir lo menos posible en la vida de los pueblos y no agobiarles con impuestos y reglamentaciones. Después de su muerte en el siglo IV AC, su filosofía laica se transformó en una religión, llenándose así de influencias ajenas a su obra original, dando lugar primero a una mística contemplativa basada en la inacción y en la identificación con la energía absoluta e impersonal del mundo y más tarde a una religión de prácticas mágicas. 

Una historia asociada al filósofo cuenta que en cierta ocasión el emperador pidió al sabio que presidiera la Corte Suprema, este alegó que no era la persona adecuada, argumentando que el sistema era erróneo, sin embargo ante la insistencia del emperador el filósofo probó en el cargo para demostrar su punto; así que el primer día le fue llevado un ladrón que había robado al hombre más rico de la ciudad, y después de escuchar el caso, Lao Tse condenó tanto al ladrón como al rico a seis meses de cárcel, el millonario entró en cólera al tiempo que el Juez explicaba “Ciertamente no estoy siendo justo con el ladrón, pues usted tiene más necesidad de estar en prisión, porque ha acumulado tanto dinero para sí mismo, que ha privado a tanta gente de este, y es precisamente por su avaricia que han surgido estos ladrones. Por ello, el primer delito es el suyo”. Así que el potentado exigió ver al emperador convenciéndolo a que depusiera al juez supremo, el monarca accedió y el sabio renunció al cargo no sin antes mencionarle lo siguiente: “Intenté decírselo antes; no soy la persona adecuada. La realidad es que su sociedd, su ley y su Constitución no están en lo correcto. Así que necesita gente errónea para hacer funcionar este sistema”

“El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso” Lao Tse